20061218


Compré una caja de fósforos con tu nombre. Obviamente, lo hice para quemar cada quemadura que me dejaste y, obviamente, solo logré aumentarlas, profundizarlas, agravarlas.
Es indecisión lo que contrae y silencio lo que atemoriza.
Después de unos días miro la caja de fósforos otra vez y ya no tiene tu nombre… solo el nombre de un lugar que ya no me dice nada. Trato de recordar quién eres y tu cara aparece en mi mente como un algodón de dulce que se desintegra al contacto de la memoria… no sé si alguna vez te conocí, si te besé o si simplemente cruzamos una mirada rápida a la salida de un almacén. No sé si eres sustantivo común o propio ni si solo fuiste fruto de la hipnosis que me causan las cajas de fósforos.
Días después viajo en metro y el largo guardia de la estación Baquedano roza mi codo para pedirme amablemente que me aleje de la línea amarilla. Ese roce es el chasquido de uno de los fósforos y veo la largura del guardia desparramándose por los rieles. La gente asombrada ve cómo las partes del largo guardia quedan repartidas como fósforos de cabeza negra entre el andén oriente y el poniente.
De los cientos que habemos en esa estación, solo yo sé por qué la suma de los fósforos es más que el guardia. Cada mujer que desea tornear sus piernas baja a los rieles y recoge los fósforos sin doblar las rodillas. Estos fósforos pasarán a formar parte de la inmensidad de las carteras de estas mujeres y, pese de haber nacido por ti, nunca entrarán en la caja de fósforos que tenía tu nombre.
Una lágrima se me escapa al pensar en el largo guardia.

20061113


Tu piel no es vidrio. Me tocas a metros de distancia con una tibieza que no es de vidrio. Un vidrio no tiene aliento por más que lo condense, tu piel exhala aunque no inspire.
Tus piernas no son la cartulina del estudiante. Caminas por senderos siempre rojos. La cartulina del estudiante se sabe roja, pero nunca sabe si acabará de barco, telescopio o cartel. Tus piernas saben que acabarán con suelas molidas en rojo andar.
Tu lengua no es jabón. Se siente resbalosa en la rodilla, pero no limpia… tampoco ensucia, pero no limpia. El jabón se expande con burbujas improvisadas, todas redondas, pero de cantidad azarosa. El jabón detiene microbios, cambia imperfecciones y me hace creer que soy Blanca Nieves mientras dura la espuma. Tu lengua solo se lija en mi rodilla y mi rodilla se desgasta en tu boca.
Tú no es un directorio telefónico, ni un acantilado, ni el pan que acabo de comprar. Tú no es esta silla, ni la persona que se está lavando los dientes ni la que acaba de levantar una ceja. Tú no es un viaje a la playa, ni el perro, ni la sopa. Tú ni siquiera está en estas palabras.

20061027

Tu herida

Un meteorito se estrelló contra tu cabeza, rayos de colores salieron de tu frente. Abracé tu cabeza desbordada, tus manos trataban de atrapar los colores que corrían hacia el patio.

Los colores estaban furiosos y en cada uno se podía ver el reflejo de partes de tu cuerpo. Morada la nariz, verdes tus manos, roja la frente, amarillo tu estómago y azul tu pelo. La furia era como la tuya, una furia alegre, inocente y rápida. Amé cada color y cada furia porque me mostraron tu pasado y tu futuro.
Un cirujano puso fin al arcoiris que se escapaba por tu cabeza. El cirujano lo hizo rápido, los colores no nublaron su vista. El cirujano cerró con hilo negro cualquier posibilidad de escape... de los colores, pero no de la furia.
Ahora te miro durmiendo... un sueño de furia seguramente. Qué ganas de dormir a tu lado, de estar a tu altura y poder destruir autos, edificios, fotografías, frascos y televisores.
Respiras con fuerza y tu cicatriz de hilo negro palpita con furia contagiada, mientras se llena de colores que pasado mañana sangrarán un poco.

20061014


Son tres”, le repito. Me queda mirando con los ojos a medio cerrar y un bostezo que apenas se dibuja. Insisto en mis explicaciones: sobre los planetas, sobre mis pelos, sobre las compras en el supermercado, sobre lo que sucede cuando se me llena la cabeza de erizos de mar. Ella no hace más que seguir con sus ojos a medio cerrar, pero ya no bosteza.

“Adentro hay una lentitud exacta de gota de agua cayendo de tanto en tanto”… y ella, con su medio ojo derecho y su medio ojo izquierdo, solo ve la gota convertida en charco.

Ella se sienta, ella pasa todo el día sentada y, de vez en cuando, atiende al gesto de mi mano. Gira su cabeza y escucha. Yo la quisiera alegre, pero no es algo que pueda explicarle. Yo la quisiera inocente, invariable, acostumbrada, reconfortada.

“Son tres”, le repito. Ella permanece inmutable en su rutina par.

20060927


Un día blanco tras un día blanco. Debo ponerme diez pares de calcetines para soportar el roce constante de mis pies contra la alfombra que se ha gastado dejando el rastro de un círculo. Cada día sigo este rastro que une mi pieza al cerro San Cristóbal ida y vuelta. Un día blanco tras un día blanco.
Me encuentro frente a frente con una mujer con una polera azul que dice: “ya nada será lo mismo”. Ella no me mira, espera su turno junto a un niño con cabeza de elefante. Miro hacia los lados y hacia arriba esperando que caiga un meteorito, que el mar llegue a los pies de la virgen, que uno o dos aviones se estrellen contra el cerro.
La mujer continúa igual, su niño continúa igual, yo continúo igual. “Ya nada será lo mismo” queda dando bote en mi cabeza.
Pienso que no fui la única que vio a esa mujer y su polera, pero todo sigue igual para todos… excepto para mí. Mis días blancos se han transformado en día rojos: necesito saber cuándo y por qué ya no será lo mismo. El círculo en la alfombra ha empezado a competir con miles de trayectos erráticos… hace días que no voy al San Cristóbal.
Sé que debe ser parte de mi delirio, pero veo mi pecho tatuado con la misma frase en la polera, con la misma tipografía y la misma imprecisión en la traducción. La llevo en mi, pero aun no sé… ¿cuándo?,¿qué?

20060921

hoy 21


Hoy 21 me acosté tarde (trabajando) y me levanté temprano (para trabajar)... el sol de ayer estaba debajo de mil frazadas y yo con chalas esperando que florecieran las veredas. Nada nuevo en los imeils, nada nuevo en nada.
Pero ayer eché dos libros en mi bolso... pa liberarlos por ahí. Me acordé de ellos... y me entretuve pensando en el lugar perfecto para dejarlos.
Pasaban las horas, pero el minuto para fugarme con estos libros se fugaba antes. No me quedó otra que esperar a la hora de salida.
Me pareció que un buen lugar sería una placita que hay detrás del mineduc (no porque vea una relación significativa entre el mineduc y los libros, solo porque me queda cerca).Fui para allá, pero todos los asientos estaban ocupados con amantes a oscuras. No habia lugar para mi libro.
Frustrada caminé y dejé el primer libro en un banco en la entrada del mineduc... nada especial: un banco feo, mal iluminado y con olor a pichí. Pero bueh... ahí lo dejé.
Aún me quedaba el otro libro y tenía que llegar rápido a mi casa. Busqué lugar en el metro moneda, pero nada. Decidí dejar el segundo libro en la plaza frente a mi casa, así me aseguraba un lugar donde nadie me viera dejarlo (es una plaza muy solitaria).
Voy llegando a la placita... desde lejos decido el banco sobre el que dejaré mi libro... me voy acercando... saco mi libro... lo voy a poner en el banco y... había un libro!!! ahí mismo donde yo pensaba dejar mi libro una javiera decidió dejar el suyo!!! con dedicatoria, imeil y todo!!!
Cuando pensé en dejar un libro ni perdí el tiempo en tratar de encontrar uno... me parecía muy difícil... y no solo lo encontré, sino que estaba en el mismo lugar donde yo pensaba dejar el mío!!!! perdonen lo reiterativa, pero es que me pareció demasiado fantástico... aunque usted no lo crea. Un día que partió fome, terminó casi surrealista. Eso, quería contarlo a todos los que les pareció que esto de la fuga de libros era algo que valía la pena.
y a uds... como les jué?

20060905

¿Alguien se entusiasma? yo sí

Ayer me llegó este email.... me pareció una excelente idea.


(SE RECOMIENDA Y AGRADECE SU DIFUSIÓN)
ES SABIDO QUE EXISTEN POCAS PUERTAS A INSTANTES EXTRAORDINARIOS... 21 DE SEPTIEMBRE (DIA MUNDIAL DE LA PAZ)PRIMERA GRaN FUGA DE LIBROS EN SANTIAGO, CHILE.
El movimiento "Libro Libre", creado por la organización mexicana Letras Voladoras, " consiste en liberar (dejar) un libro en lugares públicos tales como autobuses, parques, cabinas telefónicas, centros comerciales, transporte público y demás sitios similares." Se recomienda que escribas en la primera hoja una dedicatoria donde aclares que el libro pertenece al movimiento "Libro Libre", que está para quien lo encuentre y así mismo debe volver a ser liberado luego de su lectura. También se sugiere que escribas tu dirección de correo electrónico como único medio de reconocimiento "buscando con esto crear a futuro un extenso grupo de lectura comentada." *

"El movimiento LIBRO LIBRE además de usar el poder de los libros como medio de trasgresión mental, está logrando objetivos quizá más valiosos, está logrando unificar voluntades y orientándolas a un fin común. En ningún momento intervienen instituciones públicas o privadas, es sólo una propuesta de personas como tú que ha decidido dejar de hablar y ha comenzado a actuar. Recuerda que un libro guardado es como una medicina que no cura, es importante que practiquemos el desapego de las cosas."
Seamos partícipes y testigos del fenómeno que puede generar una acción, un gesto. Muchos de nosotros tenemos uno o varios libros a los que cada tanto volvemos para consultar o releer. Pero también tenemos libros que nos dejaron un huella, un mensaje claro que incorporados, que ya es parte de nuestro ser. Y es este último tipo de libro el que sugiero dejar "Libre" en un espacio público este 21 de Septiembre (en Chile, día de la radio, de la primavera, DIA MUNDIAL DE LA PAZ, de la regeneración) para que sea encontrado por alguien quien tal vez deje de ser quien es después de leerlo. Libro Libre No recibe patrocinios gubernamentales, ni tampoco depende de ninguna institución: es un movimiento de gente para la gente. Encontrarse con un libro puede ser cuestión de suerte, pero encontrarnos con la lectura no debe depender exclusivamente del azar.

20060824

miga de pan

El agua ya está hirviendo, el pan en la panera y cada taza con su cuchara. Me siento a la mesa y espero que llegues cargado de regalos, galletas y botellas de ron. El mantel se arruga y lo dejo así porque no espero que se mantenga estirado por mucho tiempo.
Sentada miro mis piernas, mis zapatos de charol y mi vestido de otoño. Soy una señorita esperando a su prometido. Muerdo mis dedos, muevo compulsivamente las rodillas, pareciera que cada segundo celebra largamente su muerte antes de desaparecer.
Chequeo que el agua no se ha enfriado. Miro dentro de la tetera y veo que en cada burbuja pegada a los bordes se ha dibujado una parte de tu cara. Una a una, las burbujas van desapareciendo de la tetera y solo queda una con la imagen de tu ceja derecha. Equivocadamente pienso que es una señal, las burbujas te han liberado para que puedas llegar antes de que pase el camión de la basura.
Tengo hambre, como uno de los panes. Se disfruta comer un pan a solas: las migas humedeciéndose en la boca hasta que lentamente desaparecen. Pienso que esa sería una buena manera de relacionarse con alguien: mirar, conocer, atraer, meter en ti, humedecer tibiamente y luego desintegrar.
He cruzado mis piernas 10 veces desde que terminé de comer el pan. El agua se ha enfriado, las cucharas se han alejado iracundas de sus respectivas tazas y el resto del pan me teme. Desde la ventana ya se ven negras las hojas de los álamos.
Decido meterme a la cama. Bajo las frazadas comienzo a hurgar entre las cientos de piedras que guardo entre mi piel y mis músculos, hasta encontrar los trozos de carbón que enciendo para mantenerme viva cuando comienza a matarme la indiferencia. No sé cuantos trozos de carbón llevo conmigo, pero no es algo en lo que quiera pensar ahora.
Enciendo el carbón sin salir de mi cama. Ya más viva, pienso en el accidente de trenes que se interpuso en tu camino o en la reunión de negocios que no pudiste postergar porque pronto nos hará millonarios.
Creo firmemente que, aunque solo sucedió una vez, pronto me pedirás que nuevamente te pida que toques mi espalda. Y te acercarás y te echaré a mi boca y tibiamente te humedecerás hasta desaparecer y morir en mi lengua.
A medida que el carbón se apaga me pongo tremendista y veo que nunca más. La desesperación me hace ofrecerte espacio entre mi piel y mis músculos para que guardes las canciones, las actas, los troncos tallados y los carteles que no hablan de nosotros. Así será fácil imaginar que tenemos la mesa puesta para tomar once por toda la eternidad y que, mientras el agua hierve, podemos acostarnos sobre el mantel para que me toques la espalda y yo te bese las manos, los pies y el cuello.
O puedes guardar a tus hijos, tus gatos y tu tortuga. Yo puedo mantenerlos bajo mi piel y tú puedes olvidarlos sabiendo que los tienes cuando me tienes.
Puedes hacer lo que quieras, solo toca mi espalda otra vez. Si quieres, puedes poner mi espalda en tu boca y tibiamente humedecerla hasta que mi cabeza y mis piernas ya no tengan que estar conectadas.
Quizás ahí ya no necesite más carbón y tu podrás llevarte mis piernas para ponerlas como trofeo sobre tu escritorio.

20060814

¿Morí?

Venía caminando con mis audífonos enchufados y la música al volumen que hace desaparecer el mundo exterior. Mi misión era clara... conseguir que el cajero escupiera unos billetitos para comprar un balón de gas.
Un xilófono taladraba mis oídos mientras el semáforo cambiaba decididamente de rojo a verde. Sabrán que, en lo que a reglas del tránsito se refiere, soy extremadamente cautelosa... al límite de la pechoñería (recalco que me refiero única y exclusivamente a las reglas del tránsito). Usualmente espero a que todos los autos se detengan antes del paso peatonal, que los conductores me miren a los ojos para asegurarme de que me vieron y no vayan a partir de improviso pasando por arriba de mi bello cuerpo... usualmente hago eso, pero el xilófono me infundía de un espíritu transgresor, por lo que decidí cruzar sin esperar que los autos se detuvieran. El semáforo estaba en verde... ¿qué podría suceder? ¿qué probabilidades hay de que un semáforo no sea respetado un sábado a las once de la mañana?
Y crucé... y la camioneta que yo pensé se detendría, no lo hizo... y frenó bruscamente... y casi me atropella (también casi atropella al señor que venía cruzando desde el otro lado) y casi choca con la 4x4 que venía por la calle perpendicular. Me salvé gracias a un segundo de lucidez que me recordó por qué soy tan pacata EN CUANTO A REGLAS DEL TRÁNSITO (lo pongo en mayúsculas por si todavía no se entiende).
Seguí caminando, el xilófono ya se había acabado y ahora era una música así como entre Violeta Parra y Massive Attack. Iba pasando frente a un edificio en construcción cuando de pronto un ruido rarísimo se apoderó de mis audífonos... como una interferencia, pero más satánica... como el ruido típico que se escucha en la película Ju On... lo siento, no puedo describirlo mejor. Pensé que el disco se había rayado, así es que puse otra vez la canción y nada... me devolví unos pasos hasta el edificio en construcción y nada... el sonido no volvió.
No me queda más remedio que pensar que ese sonido era del minuto en el que debía morir... si no hubiese sido por mi segundo de lucidez sobre las reglas del tránsito. Sentí frío en la nuca y no puedo quitarme esa idea de la cabeza... iba a morir y no sucedió.
Pero algo me da más frío en la nuca todavía: la muerte se puede meter en tus audífonos para cantarte al oído y recordarte que tú también no eres más que una ridícula interferencia.

(Seguro que fue nada más que algo razonablemente explicable... me gusta pensar que no).

20060810

Palabrita y pronombres


¿Qué hago para que me escribas una palabrita? En realidad me escribes, pero no veo ninguna palabra. Veo timbres, firmas, estampillas y manchas de café.
No he podido dar contigo ni por casualidad ni por la fuerza. Miento, te he encontrado. Pero solo logro divisarlos por unos minutos y luego se transforman en hombres oscuros, calvos y rigurosos... y analfabetos.
Necesito un tiempo para fumarte y consumirte. Bueno, ya estás consumido y de tiempo en tiempo te he robado un poco de humo... por alguna razón mis pulmones quieren obstruirse contigo, la palabra adicción se me hace cada día más familiar y, obviamente, no es la palabra que busco.
Es verdad que una palabra bastaría para sanarme, pero también es cierto que el orgullo me hace pedirla a oscuras y en voz baja. Pero ni tan baja.
Así y todo no te das por aludido... o quizas sí y te las das de actor de cine mudo... o se las dan de hombres austeros y bienintencionados.
Abran sus ojos chicos y sus bocas pálidas por una hora... 45 minutos... al menos por 15. No crean que los estoy esperando en un balcón con las trenzas colgando hacia el jardín. Los espero con una grabadora en una mano y un cuchillo en la otra.

La palabrita nunca llegará... llegarán cariños, niños, supermercados, gatos, funerales... y la palabrita estará flotando entre mi deseo y tu despiste.
Es que no imaginan cuánto puede pesar una palabrita, cuánto delirio puede ahorrar ni cuántas lágrimas deshidratar.
Si amarraran esa palabrita a mi dedo, yo guardaría el cuchillo, pondría stop en la grabadora y aprendería la diferencia entre los pronombres singulares y los plurales.

20060726

calendario


En un calendario los días se separan por líneas o por espacios en blanco. Dentro de cada línea o de cada espacio en blanco están todas las cosas que debieron suceder ese día, pero que se quedaron atascadas entre un número y otro, entre la indecisión, el miedo y la ignorancia.
El calendario sobre mi escritorio tiene cada número de los días dentro de 31 cuadrados. Es muy práctico porque sé con anticipación que habrá 31 cosas que debieron suceder y no sucedieron. Así no pierdo el tiempo en tomar decisiones… ya sé que 31 de ellas no tienen remedio.
Mi calendario tiene una transición perfecta entre días y entre meses, no se atascan las hojas ni se pasa una sin querer. Mis días y meses transcurren uno a uno y tengo la certeza de dónde estoy, para dónde voy y que no omitiré nada (salvo todas esas cosas que quedan entre las líneas).
Siempre es así salvo por un pequeño detalle, mínimo pero importante de señalar. La tinta con la que fue impreso no era del todo homogénea, seguramente quedó con algunas burbujas y eso hizo que algunos números tengan un pequeño punto sin color. Ese punto funciona como agujero negro y en ocasiones arrastra a los números contiguos o incluso a meses completos. Cuando esto sucede tengo que pegar una hoja de un calendario antiguo… para no perder la marcha, para no omitir nada ni dejar que sucedan 31 cosas que no iban a suceder. Reconozco que ese mes se vuelve un poco caótico porque confundo los días de este año con los días de años pasados; no sé si tengo una reunión con el gabinete o un paseo por el cementerio.
Éste mes es uno de esos. No sé si es julio de 2006 o julio de un año que se perdió junto con el calendario que boté después de sacarle una hoja. Lo peor es que no sé si las 31 cosas que no suceden son las de este año o las de ese otro año… quizás este año está sucediendo lo que en realidad no tenía por qué suceder.
Prefiero ni pensar en eso. Hago como que mi calendario es la brújula que me guía con precisión cada día y mantiene alejada la incertidumbre. Cada día tiene su afán: pasar al siguiente.

20060719



Será que nunca se dice lo que se quiere decir, ni se escribe lo que se quiere vomitar. "Nunca" es una palabra perfecta porque no admite ambigüedades. Me pone en aprietos la palabra "sed". ¿Cuándo empieza y cuándo termina la sed?

Permanece el momento de la gota
una gota eterna que fallece en los segundo pares y resucita en los impares
tan clara que es inevitable escucharle todas y cada una de sus vocales.

La gota dice: nunca
la boca bajo la gota dice: sed
pero la gota cae, sin duda que cae
pero la boca bebe, sin duda que bebe
a pesar de todo persisten porque se han casado con estas palabras y no con la sed
y no con la negación.

20060715

patricia lucero (a mi amiga Y)

No querías a nadie a su alrededor. Tus largas trenzas amordazaban a las pobres niñas y a sus barbis, inventaste miles de paseos imaginarios para ofenderla y, lo peor, te apoderaste de una parte de ella misma.

Le tiraste en la cara el humo de tus cigarros de chocolate, seguramente no dejaste que la invitaran a ningún cumpleaños. Durante muchas noches mi pobre amiga se metía debajo de las frazadas y se miraba los pies con una linterna hasta que bajo su cuerpo aparecía un paisaje nortino. Mi amiga se sacaba la camisa de dormir y jugaba con niñas de arena, comía pulgas de mar y nadie le decía que era solo su imaginación, que se le hacía tarde para comprar el pan.

Hasta que sonaba el despertador como una campana de ring de boxeo. Mi amiga debía continuar su round sabiendo que siempre perdería por knockout.

Pero un día... (vale la pena que esto comience como cuento), se te arrancó una niña: una princesa dorada, "la más linda y buena de todas". Esta damita se llevó a mi amiga a la playa que ella solo conocía gracias a su linterna y sus frazadas y todo lo que ya conté. ¡Era cierto que había niñas de arena y que las pulgas de mar saltaban confitadas desde sus agujeros!. A mi amiga se le desdoblaban los dientes de tanto reirse... llegó a tener una sonrisa gemela que volaba a su lado como un globo, sujetadita por un cordel.

Cuando volviste a tirarle el humo, mi amiga te enfrentó. Te tiró una pulga confitada y la princesita le pasó otra para que esta vez sí te pegara en la cabeza. Ya no podías evitar que mi amiga pudiera estar cerca de tus niñas amordazadas, que jugara con todas ellas y que la invitaran hasta al cumpleaños del gato.

Tus trenzas fueron acortándose cada día un poco, hasta que quedaste calva y desapareciste. Te apagaste lucero y mi amiga pudo recuperar un pedazo de lo que le quitaste.

Lástima que no pudo recuperarse por completo, porque mi amiga ya no vive cerca de la playa y ha vuelto a mirarse los pies con una linterna bajo las frazadas. Mi amiga se quedó para siempre temiendo que le digan que las niñas de arena y las pulgas confitadas son puros inventos y que mejor se prepare para ir a comprar pan.

Por eso, cuando miro a mi amiga, veo que siempre tiene un pie en la oficina y otro en la playa. Espero que algún día me invite a comer pulgas, yo puedo llevar flamencos glaseados.

20060713

el orden de las cosas
me canso, me canso.

veo pasar a un hombre vestido de blanco marfil. da tres pasos hacia adelante y dos hacia atrás.
no es el electricista.

la vaca da leche; el naranjo, naranjas.
"soy buena para estar incómoda, no puedo dejar de cambiar todo el tiempo".
sin nostalgia no sabría cómo abrocharme los zapatos.

mis ruegos llegan a oídos del señor.
por la mañana arde el castillo, el jardín de rosas y la mesita de café.
una niña de ojos rojos.

hasta nunca.
ya no te veo en los pasillos, ya no me ofreces un vaso de agua.
bastaba con un grano de sal.

20060705

maldito pez

Como un pez gelatinoso te escapas por las escaleras, por las rendijas del alcantarillado y de mis labios.
Como si no te conociera (y eso es cierto) pasas a mi lado con tus branquias bien abiertas, pero con los ojos perdidos entre el este y el oeste. No me miras, no me respiras ni me suspiras burbujitas de ansiedad.
Apostaría mi red a que eres un pez frío. Diría que eres un pez frío y calculador, pero creo que los peces no saben de cálculo, al menos no los peces que han terminado en mi sartén.
Te escapas pececito azuloso de frío, pero haces como que no. Haces como que mi presencia no te incomoda, como si no fuera raro que te mire moverte en tu estanque, como si yo también fuera una pescada de hielo. Y yo tengo la culpa, me gustaría ser de hielo y me gustaría ser pescada.
Mi estrategia por el momento es esa: la pescada fría. Pero… ¡ay de ti cuando vea que tus ojos saltones se detienen en mi escote! Sacaré mi red, te marcaré el lomo y guardaré una escama tuya en mi billetera.


(lo peor de todo es que los peces no saben leer)

20060525

NO VOY AL COLEGIO... ESTOY EN PARO
Si ahora pudiera besarte
lo haría más rápido,
lo haría más callada,
tanto,
que tendrías la más grave de las dos pestes.

Si ahora pudiera besarte,
lo haría en tus codos,
para que duela,
para ser la
primera,
para que te pongas rojo como lengua de toro.
NONONONONONONONONONONONONONONONONONO

20060503

tortuga 2

cuando siento que se desgarra ese pedazo de piel que separa una fosa nasal de otra es cuando pienso que ha sido suficiente tiempo en mi caja de arena. tiempo de partir hacia una vida anfibia donde cada amanecer vale lo que valen los dulces que se van encontrando por el camino. insoportables son los rincones polvorientos que quedan a medida que uno se decide a no hacer nada, pero mas insoportable es la marcha sobre la vía del ferrocarril. en un intento por agarrar lo que sea, se pierde la paciencia y ya no dan ganas de lo que sea, dan ganas de un algo bien definido y con ojos chicos. ¿y si de nuevo la caja de arena me queda chica?

20060329

hermanos cuadrúpedos


y si no es una retroevolución?
la ameba o mario croitsberguer?
mover la cola o una batuta?

yo espero mi retroevolución aquí sentada (al menos, sentada).


http://nevertobenext.blogspot.com/2006/03/hermanos-cuadrpedos-en-turqua.html

20060314

a otra cosa mariposa

una profesora dijo:
"a los niños hay que enseñarles a pedir disculpas... porque perdón se le pide solo a dios".
ya lo había escuchado antes, pero nunca en serio
¿de donde chucha sacan tanta mierda las profesoras?

¿será por eso que tengo esos traumas invisibles que afloran cada 4 años?
¿será por eso que la única clase importante que tuve en el colegio fue la de música?
...¿será por eso que me gusta trabajar con/sobre profesores? ¿para humillarlos? ¿para pedirle perdón a cuanto alumno incauto pasa a mi lado?

seguro que esa profesora estudió con la profesora que me explicó que dios no se podía ver porque era tan grande que asustaba a la gente, así que decidió ser invisible. y seguro que ambas tuvieron de profesora a la monja que, cuando nos explicaba sus rebuscadas teorías bíblicas, nos decía "esto es como tirar perlas a los cerdos".

eso debe ser.
valía la pena una interrupcion en la torta negra de mis pensamientos.

20060308

elisa elisa
debajo estoy yo
elisa

(a. pizarnik)

20060302

mmm

se me olvida todo... he olvidado que mi hombre tiene fuerza suficiente como para doblar las llaves de mi casa y preparar un plato de choclo con hambuguesas. he olvidado que me gusta el color verde y el cine lento y con pocos colores... así como medio azulado.
he olvidado que no tengo hijos, ninguno. que puedo ver televisión sin verla y que puedo escuchar música y solo escuchar musica.
he olvidado que no tolero a mi madre, ni a mis hermanos.
trabajo? no, eso no se me ha olvidado. olvidé los cementerios, el sexo en un cementerio.
olvidé cómo caminar con tacos y cómo llegar a mi casa a dormir.
olvidé acariciar a mis gatos, olvidé despedirme de mis abuelos, olvidé hacerme un peinado glamoroso.
olvidé o he olvidado? ya me olvidé
olvidé rezar y creer en dios para amanecer convertida en princesa y usar esos vestido enormes y rosados.
olvidé arrancarme hasta puerto montt y olvidé que me gusta tomar mucha cerveza.
olvidé que soy irresponsable, que prefiero estar en mi cama viendo gente muriendo antes que hacer una investigación cervicocuantitativa semiestructurada.
olvidé pasar por encima.
olvi

20060224

se despedaza el minuto,los meses en tu cama se vuelven esponja de incertidumbre. entre el deseo y el dolor se traza el recorrido de un abrazo de plata.
Lunes. Fue solo verte correr y volar, para creer en lo certero de la palabra siempre, grabar en mi mente el trayecto que siguió tu cuerpo del cristal al suelo, observar con espanto como tus besos resbalaban por el cemento, desear haber permanecido incrustada en tu cuerpo en lugar de ver tu cuerpo incrustado en las lineas blancas. Escenas que desembocan en la pasión de la tortuga que soy, que me hacen salir del pequeño espacio de mi caja de arena al desierto brillante que es la proyección a escala infinita de una tarde de chocolate.

En mi nariz ha quedado la marca de tu sangre almibar, el dulce olor de tu savia evaporándose, la prueba innegable de lo candido de tus preocupaciones y pasiones...
El cordon que a ti me une es la humildad del barbaro vencido hecha fibra.Sólo por hoy estaré a tu lado.

...........

fe de erratas: donde dice "hoy" debe agregarse la explicación que refiere a que el término temporal aquí empleado se relaciona con momentos recurrentes adicionados, por tanto, se trata de un hoy recurrente imposible de ubicar en un espacio cronológico fijo. Nótese que una afirmación como la expuesta en la última frase del presente texto sólo puede ser emitida luego de la derrota del bárbaro anteriormente mencionado, ¿de qué otra forma podría yo decir que sin importar el cuando, el verbo y el sujeto se mantienen invariables?

20060222

Si tiemblo o si reviento es sólo por la inconsistencia de mi sangre.
Desde la vaguedad se definen los límites del día, del trayecto que recorro de la cama al baño.
Mis piernas ya no son el hielo que delimitara la distribución de mi paciencia,
hoy son vapor tibio que entra por tu garganta.
Hoy deformes los oídos y la lengua, el pensamiento también deforme
y deforme también la costumbre de mantener el suspenso.
Las palabras escritas en mis rodillas son presa fácil del sudor,
tinta negra resbala por mis tobillos.
Carentes de palabras, mis rodillas se elevan entonces hasta la altura de tu pecho
y son impresas con las pasta espesa de tus nervios.

Nervioso, el vapor de mis piernas sólo es capaz de redimir la somnolencia de la infancia
y de entregar, en una patada, toda la ternura del fuego almacenado entre mis dedos.


Del impulso de la previsión
surge el más grande obstáculo del relámpago,
de la espuma y del vapor;
surge el antecedente del negro y de las dunas frías.

Jamás beberás el agua de la mañana
y en tus deseos se evidenciará la horrible realidad del espacio,
si el deseo es vacío...

De por qué este lugar es tan bonito

Se lava las orejas con mucho cuidado y sale en bici para no llegar tarde.
Como la lengua le estorba, la saca cuando va a 100 hasta que se congela y es entonces cuando se me acerca.
Estoy seguro de que es así, debe ser así: limpia sus orejas, pero -y esto es esencial- sólo el cartílago y, respecto a su lengua, no puede ser tan helada por naturaleza, lo hace a propósito para desobligarse de responder.
Mi casa está a la vuelta, debe atravesar los pastizales que tienen 1.65m de altura como promedio... [entre estos pastos largos verdes me dijo: "¿sabes por qué este lugar es tan bonito?", porque estás tú"], al llegar debe mirarse los pies, mirarse las manos y mirarse él mismo para asegurarse de que está ahí. Entonces abre la puerta y me encuentra ahí, abierto, iluminado como suelo estar siempre gracias a la luz de la lámpara de mi velador.
Estoy tan acostumbrado a que su lengua esté tiesa como un trampolín. Soy capaz de saltar mortalmente desde mi alto pedestal hacia la piscina de sus pelos, y leer entre ellos lo que pareciera decir siempre: "¿sabes por qué este...?".
Como clavadista intrépido que soy, puedo practicar por mucho tiempo y, aunque el agua es siempre la misma, me parece que no es piscina, sino mar renovándose.
Si pudieran vernos, él con su lengua tiesa, él entero tieso y yo avanzando para abrazarlo y retrocediendo con rapidez para poder abrazarlo otra vez. He pensado mucho sobre vuestra opinión.
Después de unos días de este ejercicio alucinante, debe volver. Entonces debe mirarse en MIS ojos para asegurarse de que estuvo ahí. Es cuando su lengua parece derretirse y ríe.
Atraviesa los pastizales con la boca cerrada. Llega a su casa, chequea que sus oídos están bien tapados, reparte besitos a su colección de vírgenes y santos y duerme como morado, sin saber que es el anuncio rojo de mi alegría.
Mientras duerme, sus oídos empiezan a destaparse y cumplen con la función que les corresponde: son linternas que iluminan amablemente los pastizales, y mi casa y la lámpara de mi velador.
¿Sabes por qué este lugar es tan bonito? porque estás tú.

20060220

20060123

pestaña celestial

Pensaremos entonces que hemos parido un ángel,
un pequeño insecto transparente que, desde partículas de oxígeno,
nos odiará.
Debemos reconocer que las uñas nos hacen miserables, pero desde nuestras órbitas podremos levantar la mirada y ver nuestra pequeña pestaña eternamente flotando en el líquido, lejos del fermento de los huesos.
Es una porción que se nos alza. Tenemos, como todos, la sangre por el barro, pero -como cosa única- también por la luz.
En la garganta inflamada
se concentra el dolor del hábito y la mala suerte.
De un aliento salado
se adivina la curva imprecisa del vértigo.
La tos muda recuerda los pasos suspendidos,
las mordeduras a medio camino.

Se engulle el tiempo,
se agradecen los buenos gestos,
se espera tras el árbol...
y es que convence el sutil engaño.

hogar

El espacio agotado del siniestro hogar, vaciado por innumerables horas muertas en las que la resurrección del pasado es único pasatiempo. Sentado en un sillón donde mis brazos se funden con los suyos y mi espalda no puede distinguirse de cojines, el pulso estabilizado en un constante eco mudo.
He visto un accidente, mucha sangre, muchas piernas y mucho por debajo de mis pies. Yo no lo preparé, pero la sangre me recordó tu nariz (que es lo que más aprecio de tu figura). Siempre hay viejos barriendo la calle, pero ninguno de ellos fue tan preciso como aquel infortunado. Es curioso ver cómo lo calculó todo: las grietas de sus huesos, los pliegues de la piel sin carne, los músculos amarillos y la sangre hecha masa en la cuneta; todo dispuesto de manera exacta para el recuerdo, todo elaborado para producir una sensación de parálisis, síntesis y fotografía. Fui víctima de un barrendero. Hacía ya mucho tiempo que no me ejercitaba pensando en tu boca rasguñada, pero hoy la he visto.
El viejo quedó tirado en la calle, bajo un puente. Sus piernas estaban torcidas y una línea de sangre corría desde la cuneta. Respira rápido, puedo mirarle la cara. Es en ese momento cuando arremete con su plan. Voltea los ojos y, aunque el viento es extenso, puedo escuchar perfectamente lo que dice enroscando la lengua: "eres hija de regocijo y placer, hoy tropezarás con un monstruo incompleto". En el momento el mensaje no pudo ser comprendido, pero dado lo impecable del plan, las astillas que saltan rojas de sus huesos completaron su proyecto. Fue forzosa la imagen de tu nariz, tu estado de condensación y las miles de líneas punteadas que se extienden desde tus dedos a mi pecho. Creí que eras tú disfrazado de delantal oscuro, que barrías la calle esperando que aterrizaran más prolíficas costumbres... cuando es necesario, reconozco la ansiedad.
Compulsiones las hay de todos los tamaños, pero ésta parece algo ingenua en su extensión >>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>
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El suero fue inyectado en el momento en que pronunciaba(s): incompleto. Pensé entonces que tenías miedo de encontrar en mi garganta algún pedazo de uña imantada que como aguja perforaría las cuevas que expusieras al día, arrancando cada poro de tu benevolente perversión. Río porque tiemblas y abres la boca (como siempre haces cuando te sorprendes), porque piensas que vas a morir y nunca habrás culminado tu plan. Por respeto, cae una lágrima. El viejo mueve el estómago como si también riera. Con mayor exactitud puedo confirmar que sus piernas han sido cortadas, ambas están giradas hacia el lado derecho (estoy siendo muy fiel en esto) y, cuando tratan de levantarlo, caen por el peso de los zapatos. Sé entonces que no eres tú, jamás usarías zapatos de tal densidad.
Pero el plan del viejo es efectivo, me convence y desmiente, te coloca en el espacio investido de candor. Tal imagen funciona como contrapeso de tanta congoja.
Es curioso, sacrificarse por el recuerdo ajeno, quebrarse las piernas para que no pueda más que -inevitablemente- escribir esto.
Deteniendo el proceso intelectual, se escucha la orden que dirige mis piernas: hacia la casa de pablo. Desde ahora sólo habrá invención.
No deseo hacer evidente mi perfidia, en la superficie sólo hay buenos deseos, saber si comes y qué comes.
Si es posible y apetecible, donde siempre.