20081223

“Las cenizas del mundo difunto trajinadas de acá para allá por los crudos y transitorios vientos en el vacío. Llevadas, esparcidas y llevadas de nuevo. Todo desencajado de su apuntalamiento. Sin soporte en el viento cinéreo. Sostenido por una respiración, temblorosa y breve. Ojalá mi corazón fuese de piedra.”

“Algunas cosas las olvidas, ¿no?
Sí. Olvidas lo que quieres recordar y recuerdas lo que quieres olvidar.”

(Padre e hijo. La carretera. C. McCarthy.)





Duermo oreja contra oreja, contra el silencio de la ceniza cayendo,

contra las costillas de niño y su respiración de findemundo.

Despierto abrazándote. Caen costras duras de esperanza y de un siempre que dura demasiado poco.


Cuando todos los árboles se hayan quemado, dios será mi hijo.


Temo a no haber desaparecido a tiempo y tempero los últimos suspiros, la disciplina del amor.

Despierto con un hombre apunto de asesinarme. Tanta obra desesperada y la posada oscuridad de lo que estoy pensando.


Cuando no haya pies, la carretera permanecerá.


Quemo un pez de papel, la vista gorda y el momento en el que todo cambió.

Despierto con una muñeca entre las piernas. El atardecer de todos los dolores y todos los recuerdos y todos los abrazos.


Findemundo, findemundo.

20080904

Mil parches antes de las mil heridas
mi posteridad arrodillada frente a un gorila

y el aliento retenido hasta el amor.


Más vale tu alma en un hilo que un hilo de tu alma

multiplico razones para este tránsito de siempres y nuncas
yendo del comedor al parque.


Mucho abarca y mi mano aprieta el vacío

mientras mueres de indiferencia
y gusto por el silencio.


Me cuido de lo que tienes entre ceja y ceja

murmurando mentiras sobre el tiempo, el pan
y las larvas que no viven en mí.

20080831

animal planet


¿Cuántos animales caminan para atrás?

Los ojos al frente y el destino gritándome por la espalda.


¿Cuántos animales logran obsesionarse?

Dormir tarde y dormir despierta.


¿Cuántos animales no comen ni dejan comer?

La miro activa carroñera, la cuento en mis cuentos, la persigo civilizadamente.


¿Cuántos animales se despiden con azúcar quemada en los labios?

Esta distancia mide 3 centímetros y un par de besos.


¿Cuántos animales han mirado atrás?

…y tu ya sabes del riesgo desierto.

20080810


Muero de insignificante enfermedad. Busco jarabe debajo de las piedras, encuentro un premeditado bostezo.

Desmayo a medio camino y palpito con velocidad de aceite quemado. Ojos a medias y boca pálida, una sombra besa mis brazos y respira el laurel de mi costado. Sombra y laurel, todos mis amores recompuestos y mi boca llena de cal.


Preferiría mañana de domingo, pero muero de insignificante enfermedad. Pelo callado, rodillas sin gracia, pecho echando raíz. Una sombra acomoda mi simpatía en una caja de zapatos, ahí va.


Se me mueren los susurros y las sonrisas. Se me mueren las ollas y los martillos… esta insignificante enfermedad.


Muero en la esquina del jardín, en el ascensor y en la última puerta. No hay sabor que me traiga de vuelta ni espuma que entibie mis deseos.




¡Que viva la mujer que vive en un huevo! Yo me quedo a morir el día.