Un gris ruidoso. Un rayo que cae sobre mí. Una gota arranca por mi rodilla.
El día se paraliza frente a la desazón de una fuga atragantada. La fuga se resigna y lee el diario en el ascensor.
Mi planta de interior. Mi sed. Mi pan quemándose en la puerta del horno.
Como solo mira adelante, la fuga cruza calles a punto de ser atropellada. Una esperanza podrida le aprieta el cuello.
Desde la quinta vez. Desde el patio de comidas. Desde cuando.
La fuga cae en un plato con leche y ahí mismo se echa a morir. Un blanco ahogo la hace sonreír.
Por hilar fino pierde el hilo y la leche acaba antes que el aire. Fuga no muere y continúa bajo una lluvia detenida, bajo el día paralizado y el destino que nunca quiso mojarse.
Fuga y destino se chupan las orejas esperando calentar al día.
Yo me contengo. Yo no tengo. Yo bordo flores amarillas.
Abro la boca y meto una aguja. Aguja perfora alcantarillas y pequeñas fugas salen por mis uñas y mis poros y mis oídos. El olor a leche despierta a todos los destinos que duermen en mi entretecho, ninguno se moja y las pequeñas fugas comienzan a desacelerar la marcha.
Yo no soy quien soy por lo que llevo dentro.
El día se paraliza frente a la desazón de una fuga atragantada. La fuga se resigna y lee el diario en el ascensor.
Mi planta de interior. Mi sed. Mi pan quemándose en la puerta del horno.
Como solo mira adelante, la fuga cruza calles a punto de ser atropellada. Una esperanza podrida le aprieta el cuello.
Desde la quinta vez. Desde el patio de comidas. Desde cuando.
La fuga cae en un plato con leche y ahí mismo se echa a morir. Un blanco ahogo la hace sonreír.
Por hilar fino pierde el hilo y la leche acaba antes que el aire. Fuga no muere y continúa bajo una lluvia detenida, bajo el día paralizado y el destino que nunca quiso mojarse.
Fuga y destino se chupan las orejas esperando calentar al día.
Yo me contengo. Yo no tengo. Yo bordo flores amarillas.
Abro la boca y meto una aguja. Aguja perfora alcantarillas y pequeñas fugas salen por mis uñas y mis poros y mis oídos. El olor a leche despierta a todos los destinos que duermen en mi entretecho, ninguno se moja y las pequeñas fugas comienzan a desacelerar la marcha.
Yo no soy quien soy por lo que llevo dentro.