20060715

patricia lucero (a mi amiga Y)

No querías a nadie a su alrededor. Tus largas trenzas amordazaban a las pobres niñas y a sus barbis, inventaste miles de paseos imaginarios para ofenderla y, lo peor, te apoderaste de una parte de ella misma.

Le tiraste en la cara el humo de tus cigarros de chocolate, seguramente no dejaste que la invitaran a ningún cumpleaños. Durante muchas noches mi pobre amiga se metía debajo de las frazadas y se miraba los pies con una linterna hasta que bajo su cuerpo aparecía un paisaje nortino. Mi amiga se sacaba la camisa de dormir y jugaba con niñas de arena, comía pulgas de mar y nadie le decía que era solo su imaginación, que se le hacía tarde para comprar el pan.

Hasta que sonaba el despertador como una campana de ring de boxeo. Mi amiga debía continuar su round sabiendo que siempre perdería por knockout.

Pero un día... (vale la pena que esto comience como cuento), se te arrancó una niña: una princesa dorada, "la más linda y buena de todas". Esta damita se llevó a mi amiga a la playa que ella solo conocía gracias a su linterna y sus frazadas y todo lo que ya conté. ¡Era cierto que había niñas de arena y que las pulgas de mar saltaban confitadas desde sus agujeros!. A mi amiga se le desdoblaban los dientes de tanto reirse... llegó a tener una sonrisa gemela que volaba a su lado como un globo, sujetadita por un cordel.

Cuando volviste a tirarle el humo, mi amiga te enfrentó. Te tiró una pulga confitada y la princesita le pasó otra para que esta vez sí te pegara en la cabeza. Ya no podías evitar que mi amiga pudiera estar cerca de tus niñas amordazadas, que jugara con todas ellas y que la invitaran hasta al cumpleaños del gato.

Tus trenzas fueron acortándose cada día un poco, hasta que quedaste calva y desapareciste. Te apagaste lucero y mi amiga pudo recuperar un pedazo de lo que le quitaste.

Lástima que no pudo recuperarse por completo, porque mi amiga ya no vive cerca de la playa y ha vuelto a mirarse los pies con una linterna bajo las frazadas. Mi amiga se quedó para siempre temiendo que le digan que las niñas de arena y las pulgas confitadas son puros inventos y que mejor se prepare para ir a comprar pan.

Por eso, cuando miro a mi amiga, veo que siempre tiene un pie en la oficina y otro en la playa. Espero que algún día me invite a comer pulgas, yo puedo llevar flamencos glaseados.

2 comentarios:

nihilego dijo...

Nadie sabe ni sabrá concerteza cual es el sueño y cual no. Vivo disfrazado de encargado de informática, muero un poco cada noche, entre los acordes desafiantes de mi guitarra y las melodías nostalgicas de mis guitarras y los llantos quebrados de mi flauta y mi voz. Mi vos, acaso son tus trenzas, mi vos, acaso son nuestras mordazas las que debemos romper, y para qué? Un día ví un destello fugaz y lloré, un día ví un destello fugaz y ya no puedo olvidarlo. Rompimos la vida, rompimos el mundo para nacer, y entre cáscaras y pieles despojadas, entre sonrisas como globos decidimos que era hora de partir. Me duele dejarte, me duele como la lluvia que anoche me rogaba que no. Me duele el cuerpo y la música y los sueños y la vida.

drfloyd dijo...

linkeada proximamente...apenas termine de hervir unas cortinas al cielo.