20071111


La rana salta de tormenta en tormenta,
una manchita verde se resbala de vez en cuando.
La ira mueve charcos.
La rana piensa en hibernar.

Por más que se junten provisiones,
el alma anfibia es insaciable.
Se le ocurre vivir del reflejo del cielo nublado.
La rana deja de saltar.

La quietud de las ancas garantiza pensamientos profundos.
La rana comprende que ha llegado la hora de atravesar la carretera.
El camión había pasado 16 minutos antes.

La rana duerme bajo un rosal seco.
La rana sueña con un perro izquierdo
y despierta con la certeza de, esta vez, ir al mar.

Un largo camino despierta la sed.
La rana salta a la roca en medio del mar.
Llora y estira su larga lengua hacia la luna efervescente.

El alma anfibia es inacabable.

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