La voz cuelga de la rama y la rama se empecina en hacer crac. La voz no cae y la rama no cede.
La voz se empecina en sonar como una tarde tibia y es la tarde la que se sienta a lamentar. La voz no suena y la tarde oscurece.
Yo quisiera voz firme como un cangrejo y tengo mi voz gris. A veces, un cangrejo gris.
Yo quisiera abrir la boca y salgan panteras. A penas humo celeste que no ciega, no ahoga, no muerde ni huele.
Tu voz se derrite sobre mi torcido vestido y mi vestido acoraza lo que me queda de pájara. Tu voz se evapora y la pájara gime.
No sigue tu voz. En esta línea vuelve a escribirse la desgracia de pájara muda y un vestido hecho de piedra.
Muero de esta enfermedad insignificante. Un ojo pegado a la ventana y el corazón escondido en un caracol.
3 comentarios:
Gracias por tu visita
y lo dijo Mario Benedetti, Corazon acorazado, desnudemos el olvido, y mantengamos el recuerdo.
me pregunto si la coraza es para el olvido o para el recuerdo...
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