20060824

miga de pan

El agua ya está hirviendo, el pan en la panera y cada taza con su cuchara. Me siento a la mesa y espero que llegues cargado de regalos, galletas y botellas de ron. El mantel se arruga y lo dejo así porque no espero que se mantenga estirado por mucho tiempo.
Sentada miro mis piernas, mis zapatos de charol y mi vestido de otoño. Soy una señorita esperando a su prometido. Muerdo mis dedos, muevo compulsivamente las rodillas, pareciera que cada segundo celebra largamente su muerte antes de desaparecer.
Chequeo que el agua no se ha enfriado. Miro dentro de la tetera y veo que en cada burbuja pegada a los bordes se ha dibujado una parte de tu cara. Una a una, las burbujas van desapareciendo de la tetera y solo queda una con la imagen de tu ceja derecha. Equivocadamente pienso que es una señal, las burbujas te han liberado para que puedas llegar antes de que pase el camión de la basura.
Tengo hambre, como uno de los panes. Se disfruta comer un pan a solas: las migas humedeciéndose en la boca hasta que lentamente desaparecen. Pienso que esa sería una buena manera de relacionarse con alguien: mirar, conocer, atraer, meter en ti, humedecer tibiamente y luego desintegrar.
He cruzado mis piernas 10 veces desde que terminé de comer el pan. El agua se ha enfriado, las cucharas se han alejado iracundas de sus respectivas tazas y el resto del pan me teme. Desde la ventana ya se ven negras las hojas de los álamos.
Decido meterme a la cama. Bajo las frazadas comienzo a hurgar entre las cientos de piedras que guardo entre mi piel y mis músculos, hasta encontrar los trozos de carbón que enciendo para mantenerme viva cuando comienza a matarme la indiferencia. No sé cuantos trozos de carbón llevo conmigo, pero no es algo en lo que quiera pensar ahora.
Enciendo el carbón sin salir de mi cama. Ya más viva, pienso en el accidente de trenes que se interpuso en tu camino o en la reunión de negocios que no pudiste postergar porque pronto nos hará millonarios.
Creo firmemente que, aunque solo sucedió una vez, pronto me pedirás que nuevamente te pida que toques mi espalda. Y te acercarás y te echaré a mi boca y tibiamente te humedecerás hasta desaparecer y morir en mi lengua.
A medida que el carbón se apaga me pongo tremendista y veo que nunca más. La desesperación me hace ofrecerte espacio entre mi piel y mis músculos para que guardes las canciones, las actas, los troncos tallados y los carteles que no hablan de nosotros. Así será fácil imaginar que tenemos la mesa puesta para tomar once por toda la eternidad y que, mientras el agua hierve, podemos acostarnos sobre el mantel para que me toques la espalda y yo te bese las manos, los pies y el cuello.
O puedes guardar a tus hijos, tus gatos y tu tortuga. Yo puedo mantenerlos bajo mi piel y tú puedes olvidarlos sabiendo que los tienes cuando me tienes.
Puedes hacer lo que quieras, solo toca mi espalda otra vez. Si quieres, puedes poner mi espalda en tu boca y tibiamente humedecerla hasta que mi cabeza y mis piernas ya no tengan que estar conectadas.
Quizás ahí ya no necesite más carbón y tu podrás llevarte mis piernas para ponerlas como trofeo sobre tu escritorio.

10 comentarios:

piteate un cuico dijo...

shaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa yus, puta la gua puta la guea puta la guea

languetazo en la espalda pa ti

cogollo, triste

Anónimo dijo...

..me queda algo extraño al leer el escrito...Migas de pan...migas de pan...son igual como las miguitas de ternura??... Hoy quiero comer pan, aunque sean las migas...

Yomisma

PD: el afán de develar mi identidad!!...creo que ya no pasé piola...bueno, ya sabes, q yomisma, soy yo misma..

mavri dijo...

muy bien...
la poética nos sirve para hacer realidad nuestros deseos más internos, o para imaginar realidades que ya fueron.

*gracias por la visita...yo también buscaba mucho a ese niño.

G. dijo...

uuuuuuuuuuuf intenso...

bueno buenisimo

besos

G.

G. dijo...
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Anónimo dijo...

HAY! PERO QUE INTENSIDAD

SALUDOS AMIGA Y A DEJAR LOS TROFEOS NO MAS

ATTE

LAS GORDAS

Kuki dijo...

una casualidad me trajo por estos lados... una buena casualidad... me encantó lo que escribiste...

saludos!

Mr.Fozzil dijo...

Las migas de pan.. El mantel... La lengua... La espalda... Sensaciones polimórficas... Gelatina y mermelada, mayonesa y mostaza, longaniza y huevos... Un sandwich de cuatro rebanadas, de pan negro o pan integral o de completo, su textura y formas son diferente, el instante de comerlos también... Migas de pan sin sal, piernas sobre el escritorio, al lado de la taza de café humeante...

motormongo dijo...

hermoso

Anónimo dijo...

Cámbiate el pancito que ya está medio añejeli